
Historia de Fuentes de Oñoro: Vestigios de la Guerra de Independencia. Julián Sánchez “el Charro” y Wellington
CAPITULO X. BATALLA DE FUENTES DE OÑORO
1.INVASIÓN NAPOLEÓNICA
Al igual que al inicio del siglo XVII, pasada la primera década del XIX, Fuentes de Oñoro sufrió las fatales consecuencias de otra guerra: La de la Independencia.
Con la disculpa de la invasión a Portugal y el permiso de Godoy, primer ministro español, las tropas Napoleónicas habían ido tomando posiciones, para apoderarse de nuestra patria. La valiente sublevación del pueblo de Madrid, el 2 de mayo de 1808, prendió como una mecha en toda España y Ciudad Rodrigo se dispuso a no dejarse dominar por los gabachos.
Como paso previo a la conquista de Portugal, los franceses pusieron cerco a la Ciudad y tras una heroica resistencia sucumbió la ciudad el 10 de julio de 1810.
2.SAQUEO DEL PUEBLO
El día 26 al enterarse el Párroco de Fuentes de Oñoro, don Luis Silva, de la cercanía de los franceses al pueblo, ocultó los objetos de valor de la Iglesia y la mayoría de los personales. Terminaba de decir Misa, cuando se presentaron en su casa, robándole el cáliz con el que acababa de celebrar y todo lo que no había escondido. Aquel día, párroco y feligreses abandonaron el pueblo. No volvieron, hasta que la comarca estuvo bajo el control de Lord Wellington.
Dice el historiador inglés Napier refiriéndose a Fuentes de Oñoro: “Esta hermosa población se había librado hasta entonces de los horrores de la guerra, aun habiéndose hallado alternativamente, de un año a aquella parte, ocupada por tropas de los dos bandos”. Pero en esta ocasión los franceses la saquearon totalmente, “no dejando sino los tapias, allí donde tres días antes vivía feliz y tranquila una población amiga.
3.CONTRAOFENSIVA
En ayuda de Portugal, desembarcó un gran ejército inglés a las órdenes de Lord Wellington, que logró detener al francés muy cerca de Lisboa y hacerle retroceder tras las derrotas infringidas en Torres Vedras y Buçaco. El 3 de abril de 1811, tras la batalla de Sabugal, el mariscal Massena, jefe del ejército napoleónico, fue expulsado de Portugal por las fuerzas anglo-portuguesas y Wellington fue nombrado generalísimo de las tropas aliadas anglo-hispano-portuguesas.
4.PRELIMINARES DE LA BATALLA
Los días 3 y 5 de mayo se enfrentaron en Fuentes de Oñoro los dos más grandes ejércitos de Europa. Massena se había retirado hasta las cercanías de Salamanca. No obstante, permanecían en su poder las fuertes plazas de Ciudad Rodrigo y Almeida bajo el gobierno de Reinaud, la primera; y Bennier, la segunda, y había dejado en San Felices el 9° cuerpo y una división del 6° en Ciudad Rodrigo vigilando a su enemigo.
Enterado Napoleón de la situación desesperada de Almeida, a punto de capitular por falta de víveres, ordenó a Massena el avituallamiento de la fortaleza, y si no era posible esto, su voladura.
Sabedor el inglés del movimiento de Massena, estableció su cuartel general en Vilar Formoso el 28 de abril. A primeros de mayo del año once se mascaba la proximidad de la gran batalla.
5.SITUACIÓN DE LAS TROPAS ALIADAS
Wellington, en espera de Massena, distribuyó sus 37.504 hombres en las siguientes posiciones: La 5ª división al mando de Erskine en el Fuerte de Aldea del Obispo; el regimiento de la Reina de la 6ª división y la brigada portuguesa de Pack bloqueando a Almeida; mirando a Alameda del Gardón la 6ª división de Campbell con la caballería de Cotton; en las actuales escuelas de la Colonia la 3ª división de Picton; la división ligera de Crawfurd en las hoy aduanas viejas; en la Golpina la 1ª división de Spencer; y a retaguardia, en Portugal, la 7ª división de Houston. En el nacimiento de la rivera entre Poço Velho y Nave de Haver colocó Wellington al guerrillero español don Julián el Charro con 1.000 infantes y 600 caballos. El pueblo de Fuentes de Oñoro y la margen derecha de la rivera fueron ocupados bajo el mando del coronel Willians por el batallón de infantería ligera de la brigada McKinnon y el regimiento 83 de la brigada Colville de la división de Picton, apoyados por las brigadas Nightingale, Howard y Löve de la división de Spencer.
Situadas en el lomo divisorio de los cauces de las riveras de Fuentes de Oñoro y Vilar Formoso la colocación de las tropas era inmejorable.
6.SITUACIÓN DE LAS TROPAS FRANCESAS
Aunque Massena no llegó a Fuentes de Oñoro hasta el día 4, siguiendo sus instrucciones Loison había colocado sus 48.452 hombres de esta forma: en los altos de Castillejo el 2º cuerpo de Reynier; sobre el montículo Briva de Alameda la división Solignac del 8° cuerpo de Junot; y ante Fuentes de Oñoro se situó él con su 6° cuerpo, poniendo en vanguardia la división Ferey apoyada por la Marchand en las Carboneras y la Mermet un poco detrás. A retaguardia en el Pino estaba todo el 9° cuerpo de Drouet.
3 DE MAYO DE 1811
En un arranque impetuoso, la brigada de caballería Fournier arrojó a los ingleses de la margen derecha de la rivera hacia el pueblo cayendo sobre él la división Ferey. Aunque los ingleses pelearon bravamente defendiendo calles y casas, ante la superioridad numérica del enemigo hubieron de retroceder y parapetarse en la iglesia.
Lo apurado de la situación hizo que Wellington enviase en su ayuda tres regimientos de la división Spencer. El de la brigada Howard cargando a la bayoneta se lanzó sobre los franceses en el mismo momento en que entraba en el pueblo la legión Hannoveriana al servicio de Napoleón; su uniforme era rojo como el de los ingleses. Esta circunstancia les fue fatal, pues no sólo se las tuvieron que ver con los ingleses, sino que el regimiento 66 francés enviado en su auxilio los tomó por ingleses cubriéndolos de metralla. Los hannoverianos tuvieron que retirarse bordeando uno de los lados del pueblo con más de cien muertos y numerosos heridos; los ingleses volvieron a recuperar el pueblo.
Las pérdidas francesas fueron aproximadamente 600 hombres y las inglesas 677, entre las cuales sucumbió el coronel Willians.
Los ancianos de Fuentes de Oñoro cuentan que, según sus abuelos, la sangre corría por la calle de la Iglesia como si fuese un regato, expresión muy acorde con la realidad, pues el suelo en aquella época estaba formado por canchales, que no la dejaban sumir.
DESCANSO DEL DÍA 4
Massena, que llegó al frente el día 4, decidió aprovecharlo para descubrir el punto más débil de las tropas aliadas. Una patrulla de la caballería de Montbrum le informó sobre la facilidad de envolver a los aliados por la parte de Nave de Haver.
Así pues, llegada la noche, comenzaron a moverse las tropas francesas con gran silencio. Montbrum seguido de Marchand y Mermet tomó el camino del Águila dirigiéndose aquel al teso de san Cristóbal y estos a Poço Velho, la división Solignat del 8° cuerpo se trasladó desde Alameda, ocultada por el lomo divisorio de las riveras de Fuentes y la Mimbre a la frontera portuguesa en el camino de Espeja a Nave de Haver y el 9° cuerpo se adelantó del Pino a las Carboneras.
COMBATE DEL DÍA 5
Muy de mañana, una compañía de la brigada Maucune atravesó la zona pantanosa de la rivera al Este de Nave de Haver, valiéndose de fajinas pasadas de mano en mano y sorprendió a los lanceros de don Julián matando a unos 30. Don Julián envió un mensajero a Wellington reclamando auxilio, mas éste confundiéndolo con un francés mandó disparar contra él; el lancero cayó mortalmente herido. El Charro derrotado y dispersado se retiró hacia la Freineda.
En un momento, el ala derecha aliada se vio envuelta por la caballería de Montbrum y por las divisiones Marchand, Mermet y Solignac, sin que Wellington hubiese sospechado nada de la operación de Massena. Fue uno de los momentos más perfectos en la historia de este mariscal napoleónico. Era “el último resplandor de una lámpara que se extingue” como lo calificó su ayudante el barón de Marbot.
Cuando se enteró Wellington ya era tarde; envió la primera brigada que tenía a mano para hacerle frente, pero fue destrozada y acuchillada por Montbrum. La Brigada Maucune, apoyada por Marcognet se introdujo en los bosques del Galapero y ganando terreno a los ingleses, a bayoneta calada conquistó Poço Velho.
Mal se ponía las cosas para los ingleses. La división Ferey, apoyada por Conrux y Claparede, que se hallaban en el actual cementerio, se lanzó de nuevo sobre Fuentes de Oñoro y logró romper y dividir los tres regimientos, que guarnecían el pueblo; se apoderó de la parte baja del mismo, después de destrozar a dos compañías y herir mortalmente al coronel Camerón, que había sustituido el día 3 al fallecido Willians.
Lord Wellington no sabía dónde atender. Mientras cambiaba el frente para detener el avance, que venía desde Poço Velho, Ferey se apoderó de la Iglesia quedando todo Fuentes de Oñoro en poder de los franceses.
En la Golpina se enfrentaron ambas caballerías. Montbrum rompió dos cuadros de Cotton aniquilando a uno; el otro arrojo las armas y huyó mientas el coronel Hill rendía su espada ante el mayor Dulimberg, quedando en poder de los franceses 1.500 prisioneros. El tercer cuadro inglés se mantuvo firme. Rápidamente envió el Lord para la reconquista del pueblo los mejores regimientos de las divisiones Spencer y Picton, quienes a bayoneta calada lograron arrojar a lo franceses de la iglesia y enviarlos al otro lado de la rivera, cuando estaba terminando el día.
En el otro frente, repuestos los ingleses del desorden en que los sumió la caballería de Montbrum, hicieron avanzar una formidable artillería, que cubrió de metralla a los escuadrones franceses y liberó los 1.500 prisioneros, que les habían hecho.
FUENTES DE OÑORO EN PARÍS Y LONDRES
Aunque los franceses se atribuyeron la victoria incluyendo su recuerdo en el Arco de Triunfo de Paris, la verdad es, que ésta fue de nuestros aliados, pues Wellington impidió el abastecimiento de Almeida, causa del enfrentamiento.
La derrota hundió ante el emperador al hijo mimado de la victoria, Mariscal Massena, duque de Rivoli, e hizo crecer la aureola del general inglés.
La ciudad de Londres, agradecida a este pueblo, que aupó en la fama al Lord, le dedicó una de sus calles: «Fuentes de Oñoro street».
En lo alto del Teso de Santa Bárbara se alza una cruz de piedra, que se según el común sentir de los ancianos del pueblo se halla relacionada con la batalla. Aunque no existe documentación que lo acredite, es muy probable que los oñorenses la alzaran como monumento conmemorativo a Santa Bárbara, patrona de la artillería, por la victoria conseguida.